CÓMO PREVENIR EL COLAPSO POR FALLOS EN CIMENTACIONES EN TERRENOS BLANDOS

El colapso de una edificación o infraestructura debido a problemas en la cimentación es uno de los riesgos más graves que pueden presentarse en la construcción, especialmente cuando el terreno de apoyo es blando o presenta baja capacidad portante. En estos contextos, los factores que intervienen son diversos: desde la composición geológica y la presencia de agua subterránea hasta la calidad del relleno y la compactación del suelo antes de la ejecución de la cimentación.

Además, la ausencia de un estudio geotécnico adecuado y la falta de supervisión en la fase de ejecución suelen agravar los problemas, ya que no se identifican a tiempo las zonas de mayor riesgo ni se aplican las técnicas de refuerzo apropiadas. Cuando a esto se suman factores externos —tales como variaciones climáticas bruscas, vibraciones por maquinaria pesada o incluso la actividad sísmica—, la vulnerabilidad del terreno puede incrementar de forma significativa.

Así, sin una planificación cuidadosa y el uso de métodos constructivos especializados, las cimentaciones pueden ceder bajo cargas mayores a las previstas, generando grietas en las estructuras y, en el peor de los casos, un colapso parcial o total del edificio. Para evitar estos escenarios, resulta esencial implementar medidas de prevención integrales que abarquen desde la etapa de diseño hasta el monitoreo continuo tras la entrega de la obra.

muestra del suelo extraido por maquina

1. Importancia de los estudios geotécnicos

La primera medida para prevenir fallos en cimentaciones en terrenos blandos es contar con un estudio geotécnico detallado previo a la construcción. Este documento identifica la estratigrafía del suelo, su capacidad portante, nivel freático y cualquier fenómeno geológico que pueda afectar la estabilidad de la estructura. Con estos datos, el equipo de expertos puede proyectar la cimentación adecuada, decidir si se requieren mejoras del terreno y establecer procedimientos de control de calidad durante la ejecución.

 

2. Selección adecuada del tipo de cimentación.

En terrenos blandos, las cimentaciones superficiales pueden no ser suficientes para sostener la carga de la edificación. Por ello, es frecuente optar por cimentaciones profundas, como micropilotes, que transmiten la carga a estratos más resistentes. Asimismo, en algunos casos se requiere combinar técnicas de refuerzo del suelo, como la inyección de morteros o la instalación de drenes verticales, para agilizar y mejorar la consolidación del subsuelo antes de proceder con la cimentación definitiva.

medidor de profundidad

3. Control y refuerzo del terreno

Cuando se identifica la necesidad de reforzar el terreno, se recurre a técnicas como la estabilización con cal o cemento, la compactación dinámica, el uso de resinas expansivas o la sustitución parcial de suelos blandos por rellenos seleccionados y adecuadamente compactados. Estas acciones aumentan la resistencia del terreno y reducen su deformabilidad. Implementar geotextiles, geomallas u otros sistemas de refuerzo también puede ser esencial para distribuir las cargas y mejorar la estabilidad global de la estructura.

4. Monitoreo y mantenimiento posteriores a la construcción

Una vez finalizadas las obras, es fundamental establecer un plan de monitoreo que considere mediciones de asentamientos, instrumentación geotécnica y revisiones periódicas de la estructura y el terreno circundante. Este seguimiento continuo permite detectar deformaciones anómalas o cambios inesperados en el terreno, y corregirlos a tiempo para evitar mayores daños. Además, es recomendable llevar a cabo labores de mantenimiento preventivo, como asegurar el correcto drenaje de aguas pluviales o subterráneas, que podrían debilitar aún más un suelo blando.

En conclusión, prevenir el colapso por fallos en cimentaciones en terrenos blandos exige una visión integral que abarque desde la identificación de riesgos en el estudio geotécnico hasta la implementación de técnicas de refuerzo y el monitoreo constante del proyecto. Con la asesoría especializada de GeoNovatek, es posible enfrentar cada una de estas etapas con la seguridad de que se aplicarán las mejores prácticas y tecnologías disponibles, reduciendo al máximo la probabilidad de asentamientos diferenciales, grietas estructurales o incluso el colapso de la edificación. De esta forma, se garantiza la solidez y seguridad de las obras, así como el bienestar de sus ocupantes.

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Carolina Iglesias

Ingeniera de obras públicas en Geonovatek

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